Soledad, bendita Soledad, Después de tantos años debo saludarte, quise por mucho tiempo “hacerte el quite” pero hoy por fin me encuentras; A pesar del dolor creo que estoy preparada para recibirte y darte la bienvenida.
Me alisto para ser tu alumna, y comenzar rápidamente las lecciones. Espero este tiempo de aprendizaje e instrucción sea corto, pero sino, pido a Dios sabiduría y fortaleza para que al final de este camino que inicio hoy, pueda encontrar aquello por lo que mi corazón ha esperado tanto.
Con Amor.
Sandra.